Saturday, April 30, 2016

San Antonio Abad por Francisco de Zurbarán

San Antonio Abad
por Francisco de Zurbarán (1664)
siglo XVII

Las Tentaciones de San Antonio por El Bosco

Las Tentaciones de San Antonio
Hieronymus Bosch (1450-1516)
Museo del Prado, Madrid (España)
Según los  relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en el siglo XIII a través de La leyenda dorada, del dominico Santiago de la Vorágine, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. Las tentaciones de san Antonio fue un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por pintores de gran importancia.

La Transfiguración por Giovanni Bellini (1455)

GIOVANNI BELLINI, 1455.
Museo Correr, Venecia.

La Transfiguración por Giovanni Bellini (1487)

GIOVANNI BELLINI, 1487
Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles

San Romualdo por el beato Angelico

SAN ROMUALDO
Beato Angelico

¿No se ha preguntado Vd. alguna vez por qué el Moisés de Miguel Angel tiene cuernos?, por Luis Antequera


…los famosos cuernos que exhibe la magnífica estatua que del liberador de los judíos del yugo egipcio realiza el gran artista florentino, la cual puede Vd. admirar en Roma en la tumba de Julio II de la iglesia de San Pietro in Vincoli.

Pues bien, la respuesta es muy sencilla: porque así lo dice la Biblia, -concretamente el libro del Éxodo-, cuando narra el episodio en el que Moisés recibe las tablas de la Ley por segunda vez (porque Dios se las da dos veces), al que la Vulgata de San Jerónimo pone este colofón:

“Luego, Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en su mano. Al bajar, no sabía que su rostro tenía cuernos, por haber hablado con Yahvé” (Ex. 34,29).

Versículo sobre el que en la Biblia de Jerusalén, nos encontramos esta nota a pie de página:

“Los versículos 29-35 son de origen dudoso, Refieren una tradición sobre la irradiación del rostro de Moisés, expresada por el verbo qaran, derivado de queren “cuerno”, de donde la traducción literal de la Vulgata “su rostro tenía cuernos””.

De acuerdo con lo cual, la traducción que del texto hace la misma Biblia de Jerusalén, aunque separándose en ello de la Vulgata, es la siguiente:

“Luego, Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en su mano. Al bajar, no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con Yahvé” (Ex. 34,29).

Ahora bien, no es Miguel Angel el único artista que retrata a Moisés de semejante manera. Por no ser ni siquiera es el primero. De parecida guisa lo contemplamos en las ilustraciones de la paráfrasis bíblica escrita por el monje Aelfric de Eynsham, de principios del s. XI, según algunos la representación más antigua de Moisés con cuernos, o en los famosos frescos de la iglesia Keldby, en la isla de Møn, en Dinamarca, realizados entre los siglos XIII y XV; o en las esculturas de la Cartuja (Charteuse) de Champmol, cerca de Dijon; o en la estatua que realiza Giovan Maria Morlaiter hacia 1750.

Fuente: religionenlibertad.com

Marta por Fano (dibujo)


La Virgen presentando el rosario a santo Domingo por Bartolomé Esteban Murillo, 1638

La Virgen presentando el rosario a santo Domingo (1638)
Bartolomé Esteban Murillo
Palacio episcopal de Sevilla, España

Nuestra Señora de los Dolores por José Luján Pérez. San Cristobal de la Laguna, Tenerife (España)

Nuestra Señora de los Dolores 
por José Luján Pérez. 1805
Parroquia Matriz de Ntra Sra de la Concepción
San Cristobal de la Laguna, Tenerife (España)

Ntra. Sra. de los Dolores, Grabado en seda del siglo XVIII


Ntra. Sra. de los Dolores
Grabado en seda (valenciana, España)
Siglo XVIII

San Martín de Tours entregando su capa al mendigo (dibujo)



San Martín y el Mendigo, por El Greco


San Martín y el Mendigo
Óleo sobre lienzo
193.5 × 103 cm
El Greco, 1597
National Gallery of Art
Washington D.C., USA

Cristo Rey en la liturgia y el arte cristianos, por Helena Faccia Serrano y VV.AA


En 1925, como coronación del Año Santo en que se conmemoraba el XVI centenario del Concilio de Nicea (325) –que declaró que el Hijo es "consubstancial" al Padre y que "su reino no tendrá fin", verdades ambas que pasarían a formar parte desde entonces del símbolo de la fe o Credo– el papa Pío XI introdujo en la liturgia católica una nueva fiesta: la de Cristo Rey.

La encíclica Quas primas del papa Pío XI

En la encíclica Quas primas Pío XI explicaba el sentido de esta nueva fiesta. Pensemos en los acontecimientos mundiales que ya se habían producido o que se estaban preparando en 1925:

"Los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las naciones ha producido con tanta frecuencia y durante tanto tiempo (...) los volvemos hoy a lamentar, al ver el germen de la discordia sembrado por todas partes; encendidos entre los pueblos los odios y rivalidades que tanto retardan, todavía, el restablecimiento de la paz; las codicias desenfrenadas, que con frecuencia se esconden bajo las apariencias del bien público y del amor patrio; y, brotando de todo esto, las discordias civiles, junto con un ciego y desatado egoísmo, sólo atento a sus particulares provechos y comodidades y midiéndolo todo por ellas; destruida de raíz la paz doméstica por el olvido y la relajación de los deberes familiares; rota la unión y la estabilidad de las familias; y, en fin, sacudida y empujada a la muerte la humana sociedad".

Como respuesta a estos hechos Pío XI quiso proponer de nuevo con esta fiesta el reinado de Cristo en la historia de los hombres y en las almas:

"Nos anima, sin embargo, la dulce esperanza de que la fiesta anual de Cristo Rey, que se celebrará en seguida, impulse felizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimo Salvador".

Tras recordar los fundamentos bíblicos de la realeza de Jesucristo, el papa señalaba que la liturgia entera de la Iglesia es una "perpetua alabanza a Cristo Rey".

Por unir en él –de manera hipostática– lo divino y lo humano, Cristo tiene soberanía real sobre todo ser humano, pero además:

"¿Qué cosa habrá para nosotros más dulce y suave que el pensamiento de que Cristo impera sobre nosotros, no sólo por derecho de naturaleza, sino también por derecho de conquista, adquirido a costa de la redención? Ojalá que todos los hombres, harto olvidadizos, recordasen cuánto le hemos costado a nuestro Salvador. Fuisteis rescatados no con oro o plata, que son cosas perecederas, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un Cordero Inmaculado y sin tacha. No somos, pues, ya nuestros, puesto que Cristo nos ha comprado por precio grande; hasta nuestros mismos cuerpos son miembros de Jesucristo".

Cristo, Rey del Universo

Pío XI estableció que la nueva fiesta se celebrase el último domingo de octubre, de modo que precediera a la Solemnidad de Todos los Santos. Pero en 1970, tras el Concilio Vaticano II, la fiesta fue trasladada al último domingo del año litúrgico, subrayándose de este modo su dimensión cósmica y escatológica. La fiesta se llamaría desde entonces, de Cristo Rey del Universo.

Ahora bien, Jesús rechazó ser coronado como rey, por cuanto este deseo del pueblo tenía un sentido claramente político. Sin embargo, en su diálogo con Pilatos, Jesús reconoce: "Sí, como dices soy rey" (Jn 18,37). Aunque poco antes había declarado: "Mi reino no es de este mundo" (Jn 18,36).

Benedicto XVI se preguntaba en uno de sus comentarios a la liturgia de este domingo:

"Pero, ¿en qué consiste el ´poder´ de Jesucristo Rey? No es el poder de los reyes y de los grandes de este mundo; es el poder divino de dar la vida eterna, de librar del mal, de vencer el dominio de la muerte. Es el poder del Amor, que sabe sacar el bien del mal, ablandar un corazón endurecido, llevar la paz al conflicto más violento, encender la esperanza en la oscuridad más densa. Este Reino de la gracia nunca se impone y siempre respeta nuestra libertad. Cristo vino ´para dar testimonio de la verdad´ (Jn 18,37) –como declaró ante Pilato–: quien acoge su testimonio se pone bajo su ´bandera´, según la imagen que gustaba a san Ignacio de Loyola. Por lo tanto, es necesario –esto sí– que cada conciencia elija: ¿a quién quiero seguir? ¿A Dios o al maligno? ¿La verdad o la mentira? Elegir a Cristo no garantiza el éxito según los criterios del mundo, pero asegura la paz y la alegría que sólo él puede dar. Lo demuestra, en todas las épocas, la experiencia de muchos hombres y mujeres que, en nombre de Cristo, en nombre de la verdad y de la justicia, han sabido oponerse a los halagos de los poderes terrenos con sus diversas máscaras, hasta sellar su fidelidad con el martirio".

Cristo, coronado de espinas, reina desde la Cruz

El trono de Cristo Rey es la Cruz. Él reina desde la Cruz. Como dice Benedicto XVI: "Será precisamente en la cruz donde Jesús esté a la altura de Dios, que es Amor. Allí se le puede conocer".



En el comentario antes citado, Benedicto XVI alude a la representación de Cristo en los templos cristianos:

"Queridos amigos, el camino del amor, que el Señor nos revela y nos invita a recorrer, se puede contemplar incluso en el arte cristiano. De hecho, antiguamente, ´en la configuración de los edificios sagrados [...] se hizo habitual representar en el lado oriental al Señor que regresa como rey –imagen de la esperanza–, mientras en el lado occidental estaba el Juicio final, como imagen de la responsabilidad respecto a nuestra vida" (Spe Salvi, 41): esperanza en el amor infinito de Dios y compromiso para ordenar nuestra vida según el amor de Dios".

En efecto, basta recordar un par de imágenes para entender la reflexión de Benedicto XVI. Pensemos en el célebre Pantocrátor de Tahull, situado en el ábside del templo.


De Oriente vino Jesús y desde allí ha de volver. Este es el sentido de la "orientación" de los templos cristianos. Rezar mirando a Oriente es mantener viva la esperanza en la segunda venida de Cristo.

Pero junto a esta esperanza, el arte cristiano ha colocado en el lado occidental de los templos, tanto en el interior como en el exterior, el Juicio Final, la imagen de la responsabilidad de nuestra vida, que habrá de dar cuenta a Dios: "... porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, estuve desnudo y no me vestisteis..."


                                                               Pórtico de la Catedral de Nôtre-Dame de París


Son sólo unos pocos ejemplos, pero muy significativos, de la inestimable ayuda que el arte cristiano ha prestado y puede prestar a la fe.


Concluyo con una última imagen. Escuchemos de nuevo a Benedicto XVI:

"Cuando el ángel Gabriel llevó el anuncio a María, le predijo que su Hijo heredaría el trono de David y reinaría para siempre. Y la Virgen santísima creyó antes de darlo al mundo. Sin duda se preguntó qué nuevo tipo de realeza sería la de Jesús, y lo comprendió escuchando sus palabras y sobre todo participando íntimamente en el misterio de su muerte en la cruz y de su resurrección. Pidamos a María, que está sentada, como Reina, a la derecha de Cristo Rey, que nos ayude también a nosotros a seguir a Jesús, nuestro Rey, como hizo ella, y a dar testimonio de él con toda nuestra existencia. Amén".

Fuente: religionenlibertad.com 

Monumento a Cristo Rey en Veganzones, Segovia (España)

Monumento a Cristo Rey
Veganzones, Segovia (España)

Monumento a Cristo Rey en Swiebodzin, Polonia

Monumento a Cristo Rey
Swiebodzin, Polonia

Monumento a Cristo Rey en Sahuayo de Morelos, Michoacán (México)

Monumento a Cristo Rey
Sahuayo de Morelos, Michoacán (México)

Monumento a Cristo Rey en Cali, Colombia

Monumento a Cristo Rey
Cali, Colombia

Monumento a Cristo Rey en Almada, Portugal

Monumento a Cristo Rey
Almada, Portugal

Monumento a Cristo Rey en Pachuca de Soto, México

Monumento a Cristo Rey

Pachuca de Soto, México

Monumento a Cristo Rey: Santuario de Cristo Rey, Cerro del Cubilete, Guanajuato (México)

Monumento a Cristo Rey
Santuario de Cristo Rey
Cerro del Cubilete, Guanajuato (México)


Monumento a Cristo Rey en Sundland Park, New Mexico (Estados Unidos)

Monumento a Cristo Rey
Sunland Park, New Mexico (USA)

Cristo Rey












María, nueva Eva

María, nueva Eva

La hospitalidad de Abrahán, por Stephen Taylor

La hospitalidad de Abrahán
Gn 18:1-16
Stephen Taylor, 2004
Iglesia de la Santísima Trinidad

Abrahán y los Tres Ángeles, por Bartolome Estebán Murillo

Abrahán y los Tres Ángeles,
por Bartolomé Esteban Murillo
(Teofanía de Mambré)